Ganar y Perder
DEL GANAR SIN PERDER
AL PERDER SIN GANAR
UNA DICOTOMIA FALSA
Vivimos una época interesante y frágil. Interesante porque el cambio es acelerado, ya nadie lo niega. Impulsado por una tecnología vertiginosa (casi todo se publica en la red) y por acuerdos sociales inestables y móviles; el piso parece moverse a todos. Frágil porque nada parece durar más de unos días, a lo más unos meses. Estamos tan acostumbrados a los “rankings”—que es solo la posición relativa de una comparación con un grupo mayor—que nos olvidamos de lo importante, que es también mirarse uno mismo en silencio y compasión: medirse uno en relación a dónde venía y dónde se quiere ir. Es decir, no solo compararse con otros, sino con uno mismo, con su propio rendimiento. Por ello vivir hoy es interesante y frágil.
Ganar transformado en obsesión es lamentablemente una enfermedad social, que como es social, no se ve y parece natural. Perder transformado en hábito, es igualmente una tragedia innecesaria. Ganar y perder son juicios y otras formas de hablar de “ranking” que es la palabra inglesa para expresar posición relativa en una lista. Es quizá una obsesión con medirnos constantemente y compararnos con otros de una manera competitiva.
Una dicótoma falsa es que conviene ganar siempre y a toda costa. Dicotomía significa polaridad casi excluyente. La falsa idea es que los que ganan siempre ganan, y los que pierden siempre pierden. En ajedrez se puede empatar. Pero en tenis solo se puede ganar y perder. En fútbol se puede empatar. En los negocios se puede: cooperar además de competir, ganar o perder. Esto genera una esclavitud o trauma de ganar y fácilmente nos fija en la arrogancia. El perder siempre, genera el trauma del depresivo, síndrome del perdedor y el ver la vida como una interminable perdida y tragedia; fácilmente trae el mal humor y quizá acerca al estado de ánimo del resentimiento. Todo esto esta también cambiando.
No tiene por qué ser así. De hecho a medida que el mundo y las relaciones cambian, todo parece ponerse mas fluido y móvil. Los ganadores de siempre comienzan a perder: negocios, deportes, dinero, belleza y rating. Los perdedores consuetudinarios e históricos, comienzan a ganar: aura de poder, encanto del lujo, la miel breve del poder y de la fama.
Tener bienes materiales—riquezas—ha sido símbolo de poder y encanto por siglos. Ser –o aparentar ser—ha sido símbolo de modestia por siglos. Hoy tener y ser son más fluidos. El que mas tiene, no es ciertamente el que más es. Y los pobres o que tienen nada y poco, se han transformado en los nuevos héroes: porque no tienen nada o poco, son. Al menos todos los buscan y agasajan.
Ambos extremos –ganar siempre, perder siempre--son esclavitudes mentales emocionales y sociales. Podemos vivir mejor.
Un alivio: perder y ganar, situaciones temporales. Todo es mas fluido ahora—siglo 21.
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